Háblame de los muertos como tú que todavía respiran,
háblame de todas las tribus, todas la batallas,
de todos los gritos que no pudieron acallar,
háblame de las ansias de conquistarlo todo,
de las maniobras orquestadas en la oscuridad;
háblame sin pausa
de las estrecheces de cuerpo y alma,
la tristeza mal digerida,
las mentiras aceptadas;
habla sin miedo,
hasta que no te queden fuerzas,
y entonces empezaremos la búsqueda
de todas las metas invisibles
que sobreviven inmunes en la esperanza.