Casa de verano.
(Escuchando «Summerhouse» de «The Divine Comedy»)
En la inútil tiniebla de antemano
conocida por la lúgubre distancia
de un sol a su destino incierto
nosotros pernoctábamos desconociendo
cual era el porvenir de aquellas jóvenes
promesas de futuro expectante
y agria agitación sonora sin importarnos
nada pues la visión en la hamaca
de tanta irreconocible estrella
nos embriagaba como el alcohol lo haría
en años venideros y perversos aconteceres
que hoy ya quedan atrás enterrados
en la solemnidad fatua de quien pretende
solo a veces ser todavía niño.