Desconexión

Hay películas que marcan el pulso de una generación, que trascienden sus propios e innegables méritos, y se convierten en fiel reflejo de la época que les ha tocado vivir, narrando de forma honesta sus principales virtudes, defectos y aparentes bondades.

Hay películas que sin proponérselo consiguen ese pequeño milagro, y “Desconexión”, de Henry Alex Rubin, pertenece a ese raro y selecto grupo.

A una dirección precisa, que acierta a destacar los momentos cúlmenes de la historia, se le une el excelente trabajo del amplio reparto de actores protagonistas y el gran guión firmado por Andrew Stern, donde subyace la soledad de unos personajes marcados por pequeñas y grandes tragedias, incapaces de comunicarse entre sí y más pendientes del ser digital que se esconde tras la pantalla del móvil u ordenador, que de los seres humanos con los que tienen contacto directo día tras día.

Tal afortunada simbiosis de talentos ha conseguido crear una perfecta radiografía de la sociedad digital en la que estamos inmersos y los peligros latentes que de ella se derivan. Estarán así presentes en la trama todos los anglicismos de nueva generación: sexting, phishing, pharming, bulling, moving (y puede que alguno más que se me escape) a través de una serie de historias entrelazadas (en la línea maestra de ”Grand Canyon”, “Vidas Cruzadas”, “Magnolia” o “Crash”) que culminan en un último y emotivo acto bajo la siempre hipnótica música de Max Richter donde cada personaje, llevado al límite por los acontecimientos y errores propios, sacará lo mejor y peor de sí mismo revelando la esencia de una humanidad que yacía sepultada bajo años de resignación, cobardía e indolencia.

Película especialmente destinada para todos aquellos que se sientan desconectados de este mundo, de sus excesos digitales, sus apéndices electrónicos, de su fría sensibilidad; porque sin duda disfrutarán de esta pequeña joya semioculta del 2012 que nos muestra sin tapujos (pero sin caer en el nihilismo o la desesperanza absoluta) el lado oscuro y deshumanizador de esa tecnología de la que ya no podemos prescindir.

“Desconexión” conjuga altos valores artísticos con un gran componente didáctico (su visionado es muy recomendable para adolescentes) y consigue eso tan poco frecuente en el cine de hoy en día de, mal que nos pese, vernos reflejados con toda su crudeza y grandiosidad en cada uno de sus desconcertados, y a la vez tan reconocibles, personajes.

  

Publicado originalmente en CeluloideParanoide.