Sombras

   

De la misma forma que en la penumbra de las casas se esconden insectos y alimañas de toda clase y forma repugnante, en la penumbra de nuestras mentes habitan pensamientos que nunca serán conocidos por aquellos con los que nos relacionamos.

Toda mente tiene su lado oscuro, sus pasiones irrefrenables, su maldad implícita, su resentimiento acumulado, su codicia nunca del todo satisfecha, sus esperanzas frustradas. Todos somos imperfectos, pero todos pretendemos mostrar lo contrario, dedicando nuestros esfuerzos no a mejorar o enfrentarnos a aquello que no aceptamos, sino a crear una personalidad ficticia; somos orugas esforzándose en parecer mariposas sin pasar por el esforzado proceso de la metamorfosis vital, del crecimiento personal.

Nos vanagloriamos de nuestra exquisita santidad mostrando en perfiles sociales hipócritas el lado brillante y fugaz de una vida que apenas puede ocultar que en el fondo está muerta por dentro, tratamos de convencer a los demás con el único fin de convencernos a nosotros mismos, midiendo nuestra felicidad por el numero de likes acumulados, de emoticonos sonrientes recibidos.

¿Por qué ese temor a mostrar nuestra fealdad, nuestra vulgaridad, lo peor de nuestras vidas? ¿No hay algo insano en ello, casi patológico? ¿Es ese afán por lo políticamente correcto, por aparentar ser los más pulcros, más sonrientes y perfectos (cuando la realidad suele ser muy diferente) consecuencia de ese encubrimiento? Rechazar lo inconsciente siempre genera desequilibrios en lo consciente.

Quizá sea esta patológica sociedad (cada vez con más suicidios, más depresiones, más falta de libertad) el reflejo de nuestra psique desquiciada, la consecuencia de vivir en una farsa perpetua.

Ocultamos nuestra sombra olvidándonos que es parte indisociable de nuestro ser, y si no la reconocemos (aceptando de ella lo que es natural, y corrigiendo lo que daña y nos envilece) acabará siendo quien dirija nuestras palabras, nuestras acciones, nuestra conciencia; y conformando, en definitiva, los ladrillos sobre los que se está edificando este mundo en el que vivimos.

     

P.D. I

Soy consciente de que los innumerables problemas que padece nuestra sociedad nacen de múltiples causas (algunas las he comentado en anteriores artículos). Aquí solo esbozo lo que podría ser una de ellas, quizá de las menos evidentes y por ello de las más difíciles de combatir.

P.D. II

Toda reflexión literaria nace de otras reflexiones, películas, pensamientos anteriores que se agitan en nuestra mente como una coctelera y dejan a veces palabras estimables otras solo vaguedades indefinidas. Creo que este breve articulo que acaban de leer está más cerca de este último grupo, pero en cualquier caso ha sido inspirado por las lecturas de Jung, el reciente visionado de la magnífica película “Sombra” de Zhang Yimou , y de una brillante reflexión que hizo mi amigo y colaborador de CeluloideParanoide, Jon, sobre la libertad y la censura en Europa y China, y que reproduzco aquí para que sus palabras no se pierdan como lágrimas en la lluvia constante de mensajes de WhatsApp:

Ya no reconozco a Europa como el oasis de la libertad de expresión y la mirada crítica. Seguro que la gran mayoría de los ciudadanos chinos no son conscientes de su censura, y aprueban el excluir infinidad de temas como una iniciativa propia, por considerarlos tóxicos para su sociedad. De la misma manera la libertad creativa en el cine occidental ha sufrido una involución enorme en la última década. No es ni de lejos como el de los años 80 y 90, donde uno podía encontrar películas que defendía una ideología, y con facilidad, otras que defendían la contraria. Hoy hemos abrazado una serie de dogmas, generalmente importados por el neoliberalismo y la corrección política, y la única manera de ser radical es hasta que extremo puedes llevar esas afirmaciones. Si tu obra no las incluye estás condenado al fracaso, y si las cuestiona, aunque sea en una parte, puedes considerar tu carrera terminada.”