Beyond the black rainbow

       

Película olvidada, maldita, de una tenebrosa belleza pocas veces igualada en el cine contemporáneo y, por qué negarlo, rara de cojones.

Por desgracia fueron muy pocos los que se enteraron en su momento de la creación de esta singular y desconcertante obra, primer y por ahora único trabajo del director canadiense Panos Cosmatos (hijo del también director George P. Cosmatos, autor de obras tan estimables como Tombstone y El puente de Cassandra, y de otras más comerciales pero de dudosa relevancia como Rambo II y Cobra).

Beyond the black rainbow pertenece a ese tipo de cine ya casi en desuso, elaborado a partir de un código visual impecable, escasos diálogos y un pausado modo de narrar que a unos pocos nos servirá para adentrarnos más en el singular mundo del director pero que, lo reconozco, a una gran mayoría les resultará insufrible.

La película, que deambula entre los géneros de la ciencia ficción más experimental y el terror menos explícito (excepto en su parte final), nos narra una historia ambientada en unos distópicos años 80, emulando la estética, fotografía y grano de imagen habituales del cine de la época. La soberbia banda sonora, donde predominan los sintetizadores, también evoca esos años y contribuye de manera fundamental a crear una atmosfera tenebrosa y a la vez profundamente cautivadora.

Interpretado en casi todo su metraje por solo dos actores, Michael Rogers, que crea un magnífico e inquietante doctor loco, y Eva Allan, que da réplica a la misteriosa reclusa objeto de los experimentos, el film nos sumerge en un delirio de imagenes absorbentes a la vez que claustrofóbicas en el frustrado intento del protagonista por conseguir evolucionar a un estado mental superior pero que solo le llevará a la locura más absoluta.

Un delirio fascinante pero que presenta sus tropiezos; el final peca de simplismo y ligereza, quedan múltiples preguntas sin contestar y uno no sabe hasta que punto Panos Cosmatos no quiso o no supo profundizar en la historia. A pesar de ello no se deberían olvidar sus virtudes y la valentía de su propuesta, por lo que nos encontramos sin duda ante una de esas películas que no admite puntos intermedios, o la amas o la odias. Espero sinceramente que sean de los primeros.

Critica publicada el 3 de junio de 2017 en CeluloideParanoide