Ya el mismo título, “Pet”, mascota en ingles, define de manera clara y sencilla lo que nos vamos a encontrar en esta historia: el amor reducido a obsesión, a servidumbre fiel, a mascota que debemos entrenar y educar para que así cumpla nuestras elevadas e inalcanzables expectativas, recurriendo para ello a todos los medios posibles (por muy degenerados que sean) y llegando a tal grado de obsesión y dedicación que acabarán entremezclándose los roles y ya no se sabrá quien es mascota de quien…
Esto, nada más y nada menos es lo que nos cuenta esta sorprendente película dirigida por el director español Carles Torrens, con guión de Jeremy Slater e interpretada por Dominic Monagahan y Ksenia Solo (todos sobresalientes) a partir de un comienzo en apariencia banal (hombre solitario se encapricha de un antigua compañera de instituto y después de sufrir varios rechazos humillantes decide secuestrarla) mil veces ya contado en mediocres películas de serie B que aquí se reconvierte en inquietante thriller psicológico con ligeros toques de humor y con unos inteligentes (y no demasiado tramposos) giros de guión que transmutarán lo que parecía ser una tópica película de terror en una de las obras más destacadas del género de los últimos años y una de las más interesantes reflexiones sobre el amor y la locura que últimamente se han visto en el cine. Y todo sin eternos y soporíferos planos fijos, sin plúmbeas conversaciones de aparente trascendencia, ni excesos maniqueos de ningún tipo; y además, repito (para ir enterrando estúpidos prejuicios que ya deberían estar superados), excelentemente dirigida por un director español.
Crítica publicada el 25 de Marzo de 2017 en CeluloideParanoide.