2984.
En el mundo de las disidencias corteses
donde nadie habla más alto que nadie
y el látigo impulsa a encadenados homicidas
a confesar duras penas y conspiraciones
que nunca importa si han cometido o no;
el único estúpido-valiente dispuesto a naufragar
en tierras tan parecidas a esta como pueda serlo
aquella donde él y quizá tú también naciste
ha sido
puesto a severa disposición de la
siempre valerosa autoridad competente
acusado de contradecir e incluso despertar
con sus pálidas quejas doloridos llantos
el apacible sueño de sus escasas señorías
en absoluto inmune
a la desagradable visión de tan escuálido cuerpo.
Fue (no nos quedó más remedio)
atenazado por grilletes gélidos de espuelas
y muñecas en carne viva
para que
nunca repito nunca
vuelvas a recelar de lo tan sólidamente creado
a menos que
máscaras arrancadas sin preguntar
muestren rostros como el que yo nosotros
impongo
hoy y siempre
en esta última e invisible región
de tan indefinible cordura.