El extraño.
Extraña, enrevesada, desasosegante película la que nos ofrece Na Hong-jin en su tercer y deslumbrante trabajo, que ya se ha convertido por derecho propio en una de las figuras más destacas del cada vez más influyente cine coreano.
Quizá una de las cosas que más me atraigan del cine oriental sea la facilidad con que pervierten géneros y se apartan de los convencionalismos habituales sin caer (casi nunca) en el ridículo y sin dejar de buscar el preciosismo en cada una de sus imágenes. El precio a pagar, como bien saben los buenos aficionados, es una narración pausada, sin prisas, que a veces llega a desesperar (no es el caso de esta película a pesar de sus dos horas y media de duración) y una tendencia innata a dejar cabos sueltos, a sugerir explicaciones y nunca pronunciarlas, al uso de la elipsis en situaciones que nuestra mente occidental (tan rígida, tan racional) ansía una respuesta esclarecedora.
Y sí, en esta película abundan estos momentos, pues aunque el final esté relativamente claro, nos quedarán dudas sobre las motivaciones de ciertos personajes y sus erráticos cambios de comportamiento, siendo el espectador el que deba dar un sentido final a toda la historia. Lo cual no es óbice para que “El extraño” sea una de las más interesantes películas de terror que he visto en estos últimos años.
Dividida en dos actos claramente diferenciados (aunque sin llegar a los extremos de la delirante “Audition”), el primero, de una hora de duración, es un thriller ubicado en el mundo rural, con grandes dosis de comedia, donde un policía torpe y gordinflón investiga unos brutales asesinatos causados por una extraña plaga que induce a la locura absoluta a aquel que se contagia. A lo largo de esta investigación encontramos ciertas insinuaciones de una amenaza sobrenatural que estallará en el impactante segundo acto, que comienza con la infección de la hija del policía protagonista y su desesperada búsqueda por encontrar una cura. La historia ira mutando poco a poco hacia una turbulenta película de terror plagada de referencias al género (posesión demoníaca, zombis, ocultismo, confusión entre sueño y realidad) que concluye con los habituales giros de guión y un sorprendente final de gran dramatismo e intensidad de esos que nos dejarán de noche insomnes, pensando, escuchando extraños ruidos que quizá, solo quizá, provengan de nuestra contaminada imaginación…
Crítica publicada originalmente el 17 de Enero de 2017 en CeluloideParanoide.