Manifiesto

Manifiesto.

Que todas las criaturas infames
se despojen de sus pieles y muestren por fin
la carne tirante y húmeda que palpita en su interior;
si es nuestro destino sufrir atrocidades eternas, desvaríos heréticos y suplicios impenitentes
para así lograr la esquizofrenia de la dicha eterna,
empecemos pues de una vez,
ahorremos tiempo al cielo y al infierno, no les hagamos impacientar;
si esto es lo que pretendían desde el principio aquí tenéis,
el dolor exabrupto de un hombre expuesto al juicio de todas las valoraciones,
alimentaos ya de él, no esperéis más, devoradme, que crujan mis huesos en vuestras fauces,
que mi carne sea carne del espíritu,
que el panteísmo egocéntrico y caníbal regidor de los designios del mundo
se sacie hasta el hastío de mi persona. Yo, no me moveré más.