Una profunda e irónica conversación.
No estoy de acuerdo contigo, luego voy a matarte.
—¿Has leído algo del blog que te pasé el otro día?
—sí, menudo majadero.
—Puras gilipolleces es lo que escribe. Te lo dije, tienes que leerlo para creerlo.
—¿pero quien se cree ese tipo, que somos todos retrasados como él?
—Si aun fuera así tendría un perdón, pero este es uno de esos idotas que por leer dos libros ya se cree superior a los demás.
—fijo. Internet ya parece un púlpito lleno de santurrones predicando y criticando a todo Dios como si no hubiera mañana.
—Tal cual. Si yo ya sé que la vida es una mierda, no hace falta que me lo diga ese tipo. Ni nadie. Pero les da igual, estos blogueros solo quieren figurar, que se hable de ellos, para bien o para mal. Mira éste, criticando a las feministas porque dice que son todas unas exaltadas que no representan la esencia primigenia de la lucha de los derechos de las mujeres. Será pedante el tío, yo le cortaba la polla y lo enviaba a Arabia Saudí vestido de mujer, para que aprenda.
—pero si tú siempre has odiado a las feministas radicales. Además, creo que te equivocas, ¿este no es de esos izquierdistas que apoyan a las que dicen que a los hombres hay que caparlos primero y preguntar después?
—No sé, no me líes, lo que haya escrito ese gilipollas es lo de menos, solo sé que no estaba de acuerdo y que me puso de una mala hostia que no veas. Ganas de matarlo me entraron.
—normal. Es lo que tú dices, solo buscan popularidad, likes, comentarios, lo que sea por creerse importantes….
—Pero es que eso no es lo peor. Este fulano ni siquiera dejaba comentar.
—joder, qué soberbia.
—Lo que te digo. Matarlo era poco. Pero qué se creerá ese pobre pajero de mierda. Un cuarentón amargado que todavía vive con los padres, seguro. Ni media hostia tendrá.
—es que eso es un ataque a la libertad de expresión. Yo creo que incluso es denunciable, porque si ahora quiero escribirle para decirle que es un hijo de la gran puta ¿por qué no puedo?
—Porque no respeta a los demás. Presume de escritor, poeta sensible y no sé cuantas mariconadas más, pero un puto facha es lo que es.
—para eso mejor que se estuviera calladito.
—Pero es que ni Twitter ni Facebook tiene. ¿Si no sabe cómo funciona el mundo cómo coño va a criticarlo?
—podemos crear un Hashtag para hundirlo, alguien que está contra la libertad de expresión no merece estar en Internet.
—Joder, qué buena idea. El de boicot de productos catalanes va de puta madre, más de cien mil retuiteos tenía el otro día.
—lo malo es que igual le damos publicidad.
—Sí, y siempre saldrá el tonto de turno para defenderlo.
—es que hoy en día ya no se puede insultar a nadie en paz. Todos tenemos que respetarnos, ser muy felices y practicar el happy flower. Por cierto, que palabra más fea Hashtag. ¿Quién coño la invento?
—No sé, pero a ese le mataba también. Útiles son, no te voy a decir que no, ¿pero no podían haberle puesto otro nombre más sencillo? Parezco subnormal cada vez que lo pronuncio.
—es que estos de Internet no dan una a derechas. Solo sirve para quejarse.
—Y para insultar. Pero sin gracia, sin imaginación… Oye ¿cómo quedó el Madrid?
—calla. Perdió otra vez.
—Me cago en la hostia puta. Para eso cobran una millonada esos vagos de mierda. Voy a entrar en Marca y ponerlos a parir.
—para lo que sirve…
—Te desahogas.
—eso sí.
—Podíamos crear un blog. Pero bueno, de fútbol, contando nuestras movidas.
—no es mala idea. Y si tenemos muchas visitas igual hasta sacamos algo de dinero.
—Sería la hostia.
—sí.
—Pero hay un problema. No tengo ni puta idea de como se hace.
—ya. Podemos preguntarle al del blog ese. Seguro que es experto en esto de programación.
—Pues sí, que al menos haga algo útil.
—mierda… pero no admite comentarios. ¿Cómo contactamos con él?
—Es verdad…. será hijoputa. Te lo dije, había que matarlo.
—a hostia limpia, para que aprenda.
—Sí, y que luego nos hiciera el blog.
—gratis, por supuesto.
—Hombre, no te jode, aun pretenderá cobrar.
—el muy engreído. ¡Que Internet es de todos!
—Pero no se entera. El muy idota…
—subnormal…